El español Álvaro de Laiglesia "CASTIGO DE DIOS"
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Castigo de Dios

Álvaro de Laiglesia (San Sebastián, 1922 - Manchester, 1981), célebre escritor y humorista de la España de los años cincuenta y sesenta. Fue director de la revista "La Codorniz" que fue a menudo censurada durante el franquismo.

Acabo de abrir los ojos.
Y al ver frente a mí los contornos familiares de dos sillas y una mesa, me he puesto a dar saltos de alegría.
He saltado como un loco, hasta quedar rendido y jadeante.
Ahora me apresuro a decir que no estoy loco, aunque a primera vista pueda parecerlo. Comprendo que cualquiera se sorprendería observando mis aparatosas reacciones ante hechos tan triviales como son levantar los párpados y advertir la presencia de unos muebles tan corrientes. Pero en cuanto yo le explicara a ese cualquiera los motivos de mi reacción, dejaría de sorprenderse para proceder en el acto a desmayarse.
Porque yo, antes de abrir los ojos, no los tenía cerrados por capricho, ni por haber estado durmiendo. Tampoco los cerré por mi propia voluntad.
Lo cierto es que un alma piadosa me los cerró, porque yo me había muerto.
Así, como suena : muerto. Completamente muerto.
No puedo precisar cuánto tiempo estuve sumido en ese estado de inconsciencia mortal, pues acabo de revivir y aún no me he encontrado con nadie para preguntárselo. Tampoco me corre prisa averiguarlo. Lo importante es que yo volví del otro mundo y que estoy de nuevo en éste, entre los vivos.
Es la alegría de haber regresado la que me hace brincar y reir. Porque nada satisface tanto como comprobar que los hechos confirmas nuestras teorías. Y yo, durante toda mi vida anterior, creía firmemente en la reencarnación. Mi gran inteligencia siempre rechazó las versiones religiosas que pretendía anunciarnos lo que iba a ocurrirnos en la etapa post mortem.
- Si sigues hablando así - me decían agoreros los que me escuchaban - Dios te castigará.
¡Buen chasco se llevarían los que pretendieron amedrentarme con ese hipotético castigo si pudieran comprobar que yo estaba en lo cierto! Porque siempre creí que la muerte no era más que un estado intermedio entre dos reencarnaciones, y no me equivoqué.
¡Prueba de ello es que estoy de nuevo aquí, después de haber pasado por esa fase de transformación física!
Mi carne es ahora distinta, pero mi soplo vital que le anima sigue siendo el mismo. Y ningún Dios con barba ha podido castigarme por haberme reído de él. Ni por haber adivinado lo que verdaderamente ocurre después de morir.
- ¿Qué me dirían ahora todos los supersticiosos y todas las beatas que se escandalizaban al oír mis burlas sobre sus ángeles y demonios? Aquí estoy otra vez, de carne y hueso, sobre el mismo planeta en el que hace algún tiempo dejó de existir mi anterior envoltura carnal.
Y no he visto en ningún momento - ni antes del tránsito, ni en el tránsito, ni después del tránsito - la mano de ningún Dios que se alzara contra mí para castigame por haberle negado y escarnecido.
He vuelto a nacer con el mismo espíritu que tuvo, y viviré esta vez con más arrogancia que antes, con más seguridad en mí mismo, por haber comprobado que yo tenía razón. No sé aún el aspecto físico que tendré en esta nueva encarnación; pero a juzgar por el orgullo que siento, llegaré a ser esta vez más guapo y fuerte que en mi pasado lapso entre los vivos.
Por lo que veo, me ha tocado revivir en una casa parecida a la que abandoné al morirme. Las sillas y la mesa que observan mis ojos en este momento, son blancas y casi iguales a las que había en la cocina del piso anterior. La habitación, en cambio, me parece muy grande. Esto se debe, sin duda, a un efecto óptico muy normal en la niñez: cuando somos pequeños, todas las cosas que vemos nos parecen mucho mayores. Y yo debo de ser pequeñísimo todavía, porque acabo de nacer.
Es seguro que cuando crezca en esta nueva vida llegaré a ser mucho más importante que en la vieja, puesto que poseo desde mi nacimiento una madurez mental completa.
¿No es ésta la prueba definitiva de que Dios es un pito para cerebros subdesarrollados? Si de veras existiese, no estaría yo de nuevo en el mundo, superdotado de un talento precoz : estaría sufriendo una de esas condenas eternas que predican los curas, por haberme burlado de ese Omnipotente Barbudo.
¡Qué risa! Cuando pienso en todos los supersticiosos que creen en esas paparruchas, me dan ganas de soltar una interminable carcajada. Y, muy contento de iniciar una nueva etapa vital, me digo :
"Aquí estás de nuevo, como habías previsto con tu aguda inteligencia, pues acertaste al creer que nada se destruye : sólo se transforma. Aquí estás otra vez con los ojos bien abiertos, contemplando este mundo circundante que te resulta familiar."
Y recorro con la vista, muy satisfecho, todo lo que me rodea : las sillas, la mesa… también hay en la habitación una gran ventana, que examino atentamente. Y una puerta.
Cuando vuelvo los ojos hacia la puerta veo que su picaporte gira y que empieza a abrirse. La abertura se amplía poco a poco. Y cuando alcanza la amplitud suficiente para permitir el paso a una persona, entra por ella una mujer. Es gruesa, grandota y ordinaria. Parece una cocinera, pero pienso que quizá sea mi nodriza. Recuerdo que en mi vida anterior los padres que me correspondieron entonces también contrataron a una mujerona para que me criara.
Deduzco por lo tanto que ésta no es una cocinera, como parece, sino mi ama de cría. Y me quedo inmóvil, observandola con curiosidad.
Mi agudeza intelectual me hace adivinar que se dirigirá hacia mí haciéndome carantoñas. Eso es lo que suele hacer todas las nodrizas. Y espero sonriendo a que estos hechos se produzcan, con la superioridad de haberlos adivinado antes de producirse.
La mujerona, en efecto, se dirige al lugar que ocupo en la habitación. Pero al verme, en lugar de las carantoñas previstas, se pinta en su rostro una mueca de desagrado.
- ¡Qué asco de cocina! - exclama mirándome con repugnacia -. ¡Otra cucaracha!
Quedo tan perplejo al oír esto, que permanezco quieto y anonadado mientras la cocinera levanta sobre mí su gigantesco pie. Cuando reacciono, corro con todas mi patas a refugiarme en una rendija del zócalo. Pero ya es demasiado tarde: la enorme suela del zapato cae sobre mi cuerpo y empieza a aplastarme…

Castigo de Dios - Antología de Cuentistas españoles contemporáneos, de F. García Pavon, 1976, Editorial Gredos

3 CASA página 60 la mesa la table la silla la chaise la puerta la porte el picaporte la poignée la ventana la fenêtre el cuarto la pièce la cocina la cuisine la habitación la chambre los muebles les meubles

9 CUERPO página 66
la mano main el cerebro le cerveau los ojos les yeux los párpados les paupières el rostro le visage el pie le pied

F19 Imprescindible - ejemplos
aún encore nadie personne tampoco non plus ahora maintenant otra vez à nouveau esta vez cette fois antes avant en cuanto dès que después de après hace algún tiempo il y a un certain temps en ningún momento à aucun moment en cambio en revanche en este momento en ce moment sin duda sans doute casi presque mucho más beaucoup plus todavía encore puesto que puisque
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apuntes
Acabo de abrir los ojos. Je viens de
...


LAS CARACTERÍSTICAS DE LOS CUENTOS ESTUDIADOS
"Continuidad de los parques" y "Castigo de Dios".
En el cuento, hay elementos muy importantes como el título, el principio y el final.
En los dos cuentos estudiados, la temática aparece en la primera línea.
"La novela" por una parte, el hecho de "abrir los ojos" por otra parte.
En el final de cada cuento está todo el sentido del cuento.
Por fin, el título permite comprender retrospectivamente toda la historia :
"Continuidad de los parques", porque pasamos del parque del lector, al parque del asesino y son el mismo parque al final. El título enigmático al principio cobra todo su sentido al final.
Otra semejanza es que el cuento suele haber pocos personajes:
Un narrador/cucaracha y una cocinera en el cuento español, el lector/víctima, la mujer, el amante, un mayordomo.
Otra semejanza es el suspense con el que el escritor nos mantiene en vilo hasta el final.

"Castigo de Dios"

Castigo de Dios es un cuento que relata la experiencia de un narrador en presente y en primera persona.
LA FOCALIZACIÓN
La focalización es importantísima porque el cuento se elabora a partir de los pensamientos y la visión de un narrador homodiegético.
EL TIEMPO
El tiempo también es importantísimo porque vivimos con el narrador cada instante del cuento. Las analepsis son para poner de realce su gran inteligencia. No hay prolepsis, sino suposiciones y proyectos sobre las posibilidades que le permitirán su nueva situación y su gran inteligencia.
EL SUSPENSE
La primera frase aparentemente anodina cobra suma importancia en lo que sigue. La segunda frase ya empieza a sorprendernos porque el personaje reacciona de manera extraña, al ver una mesa y dos sillas se pone a dar saltos de alegría. Hay una gradación en la demostración de alegría que nos parece totalmente desproporcionada y nos intriga aún más. En efecto, salta como un loco hasta quedar rendido y jadeante. A continuación, se dirige al lector para precisar que no está loco y que hay una explicación racional. Hay una gradación en el suspense porque cuando sepamos que le pasa no vamos a sorprendernos, vamos a desmayarnos.
Mantiene el suspense eliminando las razones por la que ha abierto los ojos, no es porque dormía ni tampoco porque quiso cerrar los ojos.
EL RELATO FANTÁSTICO
Con la revelación que hace el narrador entramos en el relato fantástico. Estaba muerto y vuelve a la vida. Es un milagro, algo imposible. A pesar del carácter sobrenatural del suceso, el ambiente y el tono siguen siendo racional. Comprueba que estaba muerto pero que ahora ha vuelto a vivir.
Su reacción nos parece ahora comprensible.
Cuando habla de su alegría da dos motivos.
a) El motivo natural de volver a la vida
b) pero hay otro motivo que parece muy importante para él : el hecho de comprobar que tenía razón : su teoría parece cierta, la reencarnación es posible.
EL PERSONAJE
Nos llama la atención la personalidad del narrador.
a) Orgullo Es un hombre orgulloso que presume de su gran inteligencia y de su superioridad. Se burla de todos los que no lo creían y le amenazaban
: "Dios te castigará".
Está muy orgulloso de no haberse equivocado y su experiencia es una prueba contundente.
Sigue presumiendo de haber adivinado lo que pasaba después de morir. Se siente superior y trata de "cerebros subdesarrollados", de "supersticiosos" a los que cree en Dios.
A lo largo del texto, se nota el orgullo del narrador : habla de su "aguda inteligencia". Expresa su satisfacción. "Mi agudeza intelectual".
b) Capacidad intelectual Sigue demostrando su gran inteligencia desarrollando su lógica : como todo parece más grande, deduce que es un bebé. Se regocija, está muy contento porque en su nueva vida va a ser más guapo y más fuerte porque tiene una madurez completa desde su nacimiento. No es un narrador omnisciente que nos releva que el personaje es muy orgulloso. Es más eficiente porque son las palabras del personaje.
EL LUGAR
La narración avanza con la observación del lugar, de la habitación. Tenemos un efecto de cámara subjetiva que nos permite compartir mejor la experiencia. Está observando el cuarto y su mirada se detiene en una puerta. Hay otra gradación con los objetos observados, las sillas, la mesa, una gran ventana, la puerta. Vemos la importancia de la puerta porque no hay verbos. "Y una puerta". Por fin pasa algo y otra vez hay un efecto de suspense con esa puerta que se abre poco a poco. Es un momento intenso porque entra un personaje, es una mujer. Sigue con sus deducciones "deduzco" y piensa que es una nodriza. Hace deducciones y ahora formula hipótesis. Supone que la mujer va a hacerle carantoñas y se siente orgulloso de adivinar lo que va a producirse.
EL FINAL
El cuento cambia de rumbo con la palabra "pero" que indica que al final algo no pasa como él había previsto. Otra vez una gradación nos permite descubrir poco a poco lo que pasa : una mueca, las palabras "¡Qué asco de cocina!", "¡Otra cucaracha!".
Hay que recalcar el humor con la reacción del narrador que se queda muy perplejo. Descubrimos que se ha reencarnado en cucaracha : se confirma con el detalle burlesco "corro con todas mis patas". Y como en "Continuidad de los parques", la narración se termina con la muerte del narrador.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El cuento que voy a presentar, se parece a "Continuidad de los parques" porque lo fantástico surge en la vida cotidiana. Pero el narrador es al mismo tiempo el protagonista del cuento y comparte con el lector una experiencia que al principio parece banal y que después resulta fantástica.
Todo el interés del cuento reside en el suspense. Vamos descubriendo lo que pasa poquito a poco. El narrador nos avisa de una enorme sorpresa. Se alegra porque acaba de volver a la vida. Otro motivo de satisfacción es que esto es la prueba de su gran inteligencia porque en su antigua vida creía en la reencarnación.
En la segunda parte del cuento, descubrimos la personalidad del personaje porque no para de presumir porque tenía razón.
Observa el cuarto donde está y supone que es un bebé porque lo ve todo muy grande y se alegra porque en su nueva vida será mucho más inteligente.
Una puerta se abre y supone que la mujer le va a hacer carantoñas pero hace una mueca porque exclama : ¡Qué asco de cocina! ¡Otra cucaracha!
El final es sorprendente y humorístico porque de repente comprendemos el título "Castigo de Dios". Se creía muy inteligente y al final se ha reencarnado en cucaracha.
Como en el cuento de Julio Cortázar, el cuento se termina porque el personaje no puede seguir contando la historia porque muere aplastado por la cocinera.

 

Si me cuesta aprenderlo todo o si estoy un poco justo de tiempo.
Puedo memorizar
algunas frases para sacarme de apuros.

Al principio es una historia banal. Un hombre acaba de abrir los ojos.
Está muy contento porque nos confiesa que acaba de volver a la vida
.
Estaba muerto y ahora está vivo.
Está muy contento porque es la prueba de su gran inteligencia.
Presume porque su teoría de la reencarnación era cierta.
Se burla de la gente y de Dios.
Supone que es un bebé porque todo parece muy grande.
Está muy contento porque deduce que en su nueva vida será aún más inteligente.
Espera que la mujer que entra en el cuarto le haga carantoñas.
El cuento termina de una manera inesperada porque la mujer lo aplasta con el pie.
El orgulloso narrador no era un bebé sino una cucaracha.