ANACONDA

Las adultas pueden alcanzar nueve metros, casi el largo de un autobús y pesar más que tres hombres. Sus cuerpos pueden tener más de treinta centímetros de diámetro. Una criatura tan enorme es sin embargo practicamente invisible entre la vegetación y el agua enlodada. Prospera en los trópicos suramericanos desde Venezuela hasta el límite sur de la Amazonía, en cualquier lugar donde haya agua. Entre más oscura y lenta sea la corriente de agua mejor para el camuflaje. Su lengua bífida busca en el aire el olor dejado por la presa. Luego espera para emboscarla. Sólo su cabeza es visible sobre la superficie del agua. Y se da paso a la fuerza bruta. Hasta un caimán negro de ciento cincuenta kilogramos puede caer víctima en la espiral de muerte de una anaconda.