HISTORIA
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        GUERRA CIVIL



ESPAÑA PRE-ROMANA

LOS TOROS DE GUISANDO

Localizados en el término municipal de El Tiemblo, en Avila, los cuatro Toros de Guisando son una de las mejores manifestaciones artísticas de la España pre-romana.
Estas figuras fueron realizadas entre los siglos IV y I antes de Cristo, en plena Edad del Hierro. Durante esta etapa, el pueblo de los vetones está asentado en las provincias actuales de Badajoz, Cáceres, Salamanca y Avila. Pueblo fundamentalmente ganadero, los vetones se establecían en lugares en los que abundaba el agua y el pasto para sus rebaños.
El ganado -vacas, toros, cerdos- y la caza -jabalíes-, les procuraba carne, leche, cuero y estiércol, productos de importancia vital. De ahí que erigiesen toscas representaciones, llamadas verracos, de cerdos, jabalíes y toros, como éstas de Guisando.
Realizadas en bloques de granito, las cuatro figuras, de más de dos metros y medio de largo, miran alineadas hacia el atardecer y al cerro del que toman nombre, estando situadas en la margen izquierda del arroyo Tórtolas. Aunque poco elaboradas, algunas de ellas dan muestra de un incipiente realismo, pues poseen agujeros para insertar los cuernos y unos suaves surcos paralelos que indican los pliegues del cuello del animal.
La gran duda que nos queda acerca de estos cuatro enigmáticos verracos es su función, pues pudieron tratarse de esculturas con fines religiosos o funerarios, o bien ser protectoras de los rebaños, dotadas de una finalidad mágica o bien como simples hitos en las cañadas o marcadores territoriales.

 


LA DAMA DE ELCHE

Los iberos se extienden desde el sur de la península Ibérica hasta la desembocadura del Ródano, abriéndose a la costa mediterránea. Por ello, su cultura se va a ver influida por el contacto continuo con otros pueblos mediterráneos que llegaron y se establecieron en sus costas.
La sociedad ibérica estaba constituida por un gran número de pueblos con identidad propia, que tuvieron en común una serie de rasgos culturales: hablaron la misma lengua, aunque se reflejara en varios tipos de escritura, y tuvieron una forma de vivir y unas creencias parecidas, porque se habían originado en el contacto que mantuvieron con otros pueblos mediterráneos.
Estas relaciones dieron lugar no sólo a la importación e imitación de productos extranjeros, sino también a la asimilación de ideas, costumbres y técnicas nuevas, que permitieron trabajar nuevos materiales, como el hierro, o mejorar la producción, como el torno del alfarero, o facilitar las transacciones comerciales, como la moneda.
La más famosa estatua de época ibérica fue realizada en piedra caliza con restos de pintura hacia el V a. C. Conservada en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, el busto de la famosa Dama de Elche mide 56 cm de altura y parece segmentado de una estatua de cuerpo entero, por lo abrupto e irregular del corte inferior. Se trata de una espléndida creación, de rostro sereno y clásico y un exuberante atavío, especialmente llamativo por las joyas y su complejo tocado.
Este busto femenino apareció de forma casual el 4 de agosto de 1897 en La Alcudia (Elche, Alicante), por lo que algunas de la dudas acerca de su significado sólo han podido aclararse al hallarse la Dama de Baza, con la que tiene en común el agujero en su parte posterior que, posiblemente, también sirvió para guardar las cenizas del difunto.

 


 

LA DAMA DE ELCHE

La Dama de Elche es un busto de 56 centímetros de altura, aunque lo probable es que fuera segmentado a partir de una estatua de cuerpo entero. Está realizado en caliza porosa de tonos ocres, y conserva restos de color, sobre todo el rojo de los labios y de algunas zonas del ropaje. Se halló casualmente en 1897, en un escondrijo hecho con losas, adosado a la muralla, al este de la ciudad.
El principal efecto de la escultura corre a cargo del contraste entre el lujoso atavío y, sobre todo, el exuberante tocado -todo ello realista, recargado de detalles- y el semblante sereno, idealizado de mujer.
El profundo hueco que lleva a la espalda pudo servir para alojar los despojos resultantes de la cremación de un difunto.
Va vestida con tres prendas: una fina túnica abrochada con una diminuta fíbula anular, sobre ella un vestido que se ve terciado sobre el pecho, y, por encima de todo, un manto de tela gruesa, cerrado algo más abajo del borde conservado, y por arriba abierto forzando una especie de solapas de plegado muy anguloso.

 

 

ESPAÑA ROMANA

ACUEDUCTO DE SEGOVIA

Una de las más destacables consecuencias de la presencia romana en la Península Ibérica a lo largo de seis siglos fue el desarrollo de un amplio programa de obras públicas. Así, crearon una extensa red de carreteras muchas de las cuales aun hoy perviven. También edificaron construcciones para el ocio, como teatros, anfiteatros o circos. Por último, la higiene pública de las ciudades fue atendida por medio de la construcción de redes de alcantarillado, termas o acueductos, que abastecían de agua corriente a las poblaciones.
Quizás la más famosa construcción romana en la Península es el Acueducto de Segovia. Perfectamente conservado, la parte más famosa y monumental del acueducto corresponde al muro transparente de arcos sucesivos que lo mantiene airosamente alzado en la vaguada del Azoguejo.
Realizado en granito a finales del siglo I después de Cristo, bajo el reinado del emperador Trajano, tiene una altura máxima de 28 metros y medio y 818 metros de largo. Para su construcción se utilizaron 20.400 bloques de piedra unidos sin ningún tipo de argamasa.
Su autor hizo un extraordinario alarde de técnica, pues el equilibrio de tan liviana construcción descansa en el conjunto de la obra. De esta forma, el acueducto sólo se mantiene estable si se conserva en su integridad, a diferencia de otros ejemplos como el de los Milagros de Mérida, cuya estabilidad descansa de manera independiente en las columnas.

 

 

INVASIONES BÁRBARAS

INVASIONES BÁRBARAS

Durante el siglo V, la Roma imperial se muestra muy debilitada. La crisis del Imperio, gestada durante mucho tiempo, hace que los grandes propietarios abandonen las ciudades en decadencia y vayan a vivir a sus grandes latifundios. En estas villas, el señor se sirve de grandes cantidades de colonos, gente libre pero adscrita a la tierra, que recibe, a cambio de su trabajo, protección frente a posibles agresiones.
Las fronteras del Imperio están amenazadas por pueblos que los romanos llaman "bárbaros", extranjeros, con costumbres y lenguas distintas. En el siglo V, la debilidad de Roma favorece la penetración y el establecimiento en su territorio de ostrogodos y visigodos, mediante acuerdos de colaboración para la defensa de sus fronteras.
Hispania será también el objetivo de estos pueblos bárbaros. En el año 409, la invasión del Imperio romano afectará a Hispania, la provincia más occidental. Suevos, vándalos y alanos penetrarán en la Península y se expandirán por su territorio en busca de sus ricas y fértiles tierras y ciudades.
Los visigodos, asentados como pueblo aliado de Roma en el sur de la Galia, recibirán el encargo de controlar a suevos, vándalos y alanos. Es así como se produce su entrada en Hispania, estableciendo una corte en Toledo desde la que gobiernan sobre una población mayoritariamente hispanorromana. Con el tiempo, serán los visigodos quienes controlen todo el territorio hispánico.

 

 

 

ESPAÑA MUSULMANA

LA MEZQUITA DE CÓRDOBA

Los cronistas cuentan que en la Córdoba del Califato había cientos de mezquitas. La aljama o del Viernes era la mayor, convirtiéndose en el centro religioso y social de la ciudad. Allí se celebraba el culto, se enseñaban las ciencias religiosas y se celebraban los juicios.
La fisonomía actual del edificio es el resultado de una serie de reformas que se realizaron entre los siglos VIII y XV.
El origen de la mezquita es la primitiva catedral de San Vicente. El primer promotor de la construcción es Abd el-Rahmán I, entre los años 784 y 833. Se establecen once naves en dirección Norte-Sur, con un patio y alminar saliente. Ya en este primer momento se organizan las arquerías que definen la mezquita. Tomando como fuente el romano acueducto de los Milagros de Mérida, según algunos especialistas, el arquitecto cordobés introduce una importante novedad: el empleo de dos soportes superpuestos, una columna abajo y un pilar arriba, y dos arcos: uno inferior, de herradura, y otro superior, de medio punto, que recibe la techumbre de madera.
Abd el-Rahmán II ampliará hacia el sur las naves y construirá la gran torre que fue revestida con la obra renacentista que hoy contemplamos, debido a los efectos de un terremoto.
El aumento de población en la ciudad motivará que Al Hakán II derribe el muro de la quibla existente y amplíe hacia el sur la construcción, estableciendo el mihrab y la maxura que hoy podemos contemplar, una de las zonas más espectaculares del edificio. Los arcos polilobulados establecen una admirable red de rombos mientras en los techos observamos cuatro bóvedas cuyos nervios no se cruzan en el centro. La decoración del mihrab también es impactante, utilizando el arco de herradura en su acceso como señal de respeto.
Almanzor desea dejar su huella en la mezquita aljama y al no poder ampliarla por el sur lo hace por el oeste. Se conserva una fila de pilares que recorre el edificio en profundidad como resto del muro lateral de la mezquita original. La ampliación de Almanzor equivale casi a una tercera parte de la superficie total.
En la portada de San Miguel encontramos la típica puerta cordobesa del siglo X, muy plana y sin abocetamiento. Se trata de una puerta adintelada, relativamente baja, con un ancho dintel adovelado que se incluye en un gran arco de herradura, alternando en sus dovelas ladrillo rojizo y piedra blanca. El arco está encuadrado en un alfiz sobre el que descansa un segundo cuerpo con arcos de herradura cruzados. En los laterales observamos estrechas calles donde se abren una celosía y un arco de lóbulos.


 

GUERRA DE INDEPENDENCIA

 

 

 

GUERRA CIVIL

A mediados de julio de 1936 España está dividida en dos zonas tras la sublevación de parte del Ejército contra el gobierno republicano. Fracasadas las negociaciones entre ambos bandos, comienza la guerra civil. El primer paso es el traslado a la península de un fuerte contingente militar al mando de Franco. Más tarde, columnas de sublevados marcharon desde Sevilla hacia Badajoz, buscando enlazar con los rebeldes de Cáceres. El 11 de agosto las tropas franquistas entran en Mérida, mientras que, en el norte, las de Mola toman Tolosa. El 14 de agosto Yagüe toma Badajoz, mientras, en Cataluña, las columnas anarquistas de Durruti se dirigen hacia Aragón. La ofensiva republicana en Andalucía, comenzada el 29 de julio se da por fracasada el 20 de agosto, ante la imposibilidad de tomar Córdoba. Igualmente resultan fallidos los intentos de recuperar las Baleares. El 3 de septiembre las tropas sublevadas toman Talavera y avanzan hacia Madrid. Dos días más tarde, Mola ocupa Irún y, el día 28, Varela entra en Toledo. En octubre, Madrid es bombardeada por la aviación. El 7 de noviembre los sublevados, al mando de Varela, fracasan en su intento de tomar la capital, pese a lo cual el gobierno republicano decide trasladarse a Valencia. El 14 de enero de 1937 comienza la ofensiva rebelde sobre Málaga, que caerá el 8 de febrero. En el centro, las tropas franquistas intentan estrangular Madrid, produciéndose las batallas del Jarama y Guadalajara. En esta última, el contraataque republicano obligó a las tropas franquistas a retirarse. El 31 de marzo de 1937 Mola inicia la ofensiva en el País Vasco, con fuertes bombardeos aéreos que, el 26 de abril, arrasarán Guernica. El 19 de junio, Dávila, sustituto del fallecido Mola, toma Bilbao. Entre el 6 y el 24 de julio, una ofensiva republicana para romper el cerco de Madrid da inicio a la batalla de Brunete. Hacia el 13 de julio se agotó el empuje republicano, dando lugar al contraataque de las tropas franquistas de Varela. El 24 de agosto de 1937 comienza la ofensiva republicana en Belchite, para distraer el ataque franquista que se estaba produciendo en Santander. Pese a ello, el 21 de octubre las tropas sublevadas toman Gijón y Avilés, desapareciendo el frente norte. El 15 de diciembre los republicanos atacan Teruel, que cae el 7 de enero de 1938, aunque se pierde el 22 de febrero. El 10 de marzo, los sublevados atacan en el frente de Aragón, reconquistando Belchite. Ocho días más tarde Barcelona comienza a ser bombardeada. La ofensiva franquista ya aparece imparable: el 3 de abril cae Lérida, y el 14 llegan al Mediterráneo, rompiendo en dos el territorio republicano. El 25 de julio de 1938 los republicanos lanzan una ofensiva en el Ebro. También en Extremadura, en agosto, para cortar la penetración de Queipo de Llano sobre Almadén. En el frente del Ebro, agotada el 1 de agosto la ofensiva republicana, Yagüe inicia la respuesta franquista, que obliga a los republicanos a replegarse. A finales de 1938 comienza la ofensiva sublevada sobre Cataluña. Paralelamente, en enero del 39 los republicanos atacan en Extremadura, pero serán neutralizados a comienzos de febrero. En Cataluña, el día 26 cae Barcelona, siendo ocupada toda la región. El bando republicano se descompone a marchas forzadas. Azaña, en Francia, renuncia a la presidencia de la República, mientras que en marzo se subleva la guarnición de Cartagena. El 28 de ese mes cae Madrid. Entre el 29 y el 1 de abril se desploman los últimos reductos republicanos, principalmente Alicante y Valencia. La guerra civil ha terminado.

 

 

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